El coeficiente de Gini es una medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual. El coeficiente
de Gini es un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la
perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1
se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los
ingresos y los demás ninguno).
El índice de Gini es el coeficiente de Gini expresado en porcentaje y es igual al coeficiente de Gini multiplicado por 100.
Se utiliza para medir la igualdad o desigualdad referidas a la
riqueza o renta de un país, lo que permite disponer de información muy
útil en el estudio de los factores que conforman el grado de bienestar
de una comunidad. Este coeficiente permite observar como una mala
distribución de esta implica un nivel de desarrollo inferior,
relacionando la desigualdad económica, con el concepto de equidad. En
este sentido se intenta ver la relación en torno a la correlación entre
una desigual distribución de la riqueza y fenómenos sociales negativos
como baja esperanza de vida, peor estado de salud, mortalidad infantil,
criminalidad, alcoholismo, analfabetismo, etc.
Una desigualdad creciente reduce, a medio plazo, el crecimiento
económico y a largo plazo aumenta la inestabilidad social y política.
Por el contrario, una mayor igualdad ayuda al crecimiento. Las políticas
fiscales de redistribución ayudan al crecimiento, y una mayor
estabilidad social y, a su vez, un crecimiento estable y duradero reduce
la desigualdad. Varios estudios del FMI (Ostry, Berg y Tsangarides,
2014, y Clements, Coady, Mooij y Gupta, 2014) muestran que mayores
transferencias sociales, mejores sistemas de sanidad, educación y
pensiones, y mayores impuestos personales directos, han ayudado a
reducir la desigualdad de la renta en muchos países de la OCDE.