Esta vez ha sido UNICEF en su informe "Los factores de la exclusión educativa en España: mecanismos, perfiles y espacios de intervención" de mayo de 2017 la que ha hablado de ello:
"...la
distribución del alumnado entre los centros y los procesos de segregación
tienen claras consecuencias sobre la calidad de la enseñanza y del entorno de
aprendizaje (Bonal,
2012; Tarabini, 2016; Moreno Yus, 2013). Y, de
hecho, la aplicación de políticas de redistribución desigual de la población escolar entre los centros ha proliferado en un
contexto en el que, de forma explícita o sutil, se
promueve la falta de regulación en los procesos de elección de centro,la competitividad
y la mercantilización educativa.
En este
sentido, la planificación de la oferta educativa y los procesos de asignación de plazas han sufrido cambios notables en el
contexto español. La legislación vigente impulsa la competencia entre
centros y orienta la planificación de la oferta hacia la satisfacción
de una demanda no restringida a los centros públicos. La regulación
de la elección de centro orientada a garantizar las mismas
condiciones para todas las familias en los diferentes momentos de dicho
proceso pasa, pues, a ser un elemento clave en la distribución del
alumnado, que a su vez asegure la igualdad de oportunidades al alumnado y que se
ve claramente mermada. Al mismo tiempo, la legislación abre la
puerta a que los centros seleccionen al alumnado en base a su rendimiento
académico mediante la definición de una especialización curricular
propia (Tarabini y Montes, 2015). Vale la pena remarcar que la
composición de los centros educativos es crucial para explicar, entre otros,
los
procesos de abandono escolar que afectan a determinados grupos sociales de forma mucho más aguda que a otros.
procesos de abandono escolar que afectan a determinados grupos sociales de forma mucho más aguda que a otros.
La heterogeneidad en la composición del alumnado tiene
efectos positivos sobre el conjunto del alumnado, mientras que su homogeneidad perjudica a aquellos con una
situación socioeconómica más desfavorable
(NESSE, 2010). Por lo tanto, las
políticas que contribuyen a homogeneizar la composición del alumnado
a través de su segregación y concentración en
determinados centros pueden considerarse como mecanismos de producción de
exclusión educativa."
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